Llovían sonrisas de todos los colores,
formas y sabores.
Las barrimos, porque
nos pareció una ironía:
del cielo cayendo, tanta alegría.
Me gustó una,
y me la guardé.
Para que me alegrara, después,
del amanecer.
Y cada mañana me abraza,
y en el silencio sonrío.
Silencio que me heredó
tu vacío.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario