domingo, 22 de enero de 2017

Audaz

Salí tranquila de casa; contenta. De vez en cuando, antes de salir, me miro al espejo y me sonrío: me siento bien con eso que veo. Ese día fue uno de esos. Salí con una sonrisa. Pero, al parecer, mi sonrisa no combina con mi pollera. Mi sonrisa no combina con lo que vos pensás de mi pollera. No combina con tu mirada procaz. Tu mirada que me ahoga en un universo de dudas e inseguridad. Así que lo primero que pienso es que no debería haberme puesto una pollera.
Me equivoco. Si mi pollera y tu opinión no combinan, es porque sobra tu opinión. Es porque sobra que vos y todos los que piensan como vos, traten de dibujarme de una manera que no soy. Traten y consigan hacerme sentir mal por algo que me hacía sonreír.
Aunque me cueste, redoblo la apuesta y sostengo mi sonrisa. Porque mi pollera y mi sonrisa combinan; y algún día, ya no voy a tener que escuchar tus comentarios si no te los pido. Y si no combinan es problema tuyo. Lo que sobra es tu comentario y tu abuso.

Diciembre 2016